4.23.2007

He's just come to London



Uno de mis mejores amigos acaba de llegar de la capital inglesa.
- Me encanta Londres- ha dicho.
A mí también me encanta, he pensado. Pero ha tenido que volver a casa, al trabajo, a sus estudios, al barrio, a sus amigos y a sus quehaceres de siempre.
Estar de viaje es maravilloso, aunque creo que ninguno de nosotros (de los que lee este blog) ha sentido todavía la sensación real de estar en total libertad, con mucho tiempo por delantes, sin prisas, sin vuelta el domingo por la noche o excursiones preparadas por la agencia de viajes. Tengo muchas ganas de tener esa sensación y más cuando los suplementos dominicales de los diarios se ponen de acuerdo y editan reportajes sobre liberales trotamundos que dan la vuelta al mundo o sobre preciosas rutas por toda la geografía española. Y a mí me dan ganas de decirle a mis padres que adiós y que vuelvo dentro de un mes. En la vida real no estoy preparada, pero en mis sueños si, y cada noche me acuesto pensando en viajar aquí o allá. Sueño con recorrer la costa cantábrica o en visitar las islas griegas, Estocolmo, Austria o Turquía, también Cáceres.
Siempre lo hago sola, me cuesta encontrar la compañía.
Be happy!

1 comentario:

Anónimo dijo...

"¡Me encanta Londres!" Y para acabar de ser redundantes -cuando la dichas es buena, no sólo está permitido caer en la redundancia sino que además es de obligatoriedad serlo-: "Me encanta que me encanté Londres (y también dar título a uno de tus fantásticos posts)."
Por otro lado, subrayo lo que dices del ansia de hacer un viaje sin fecha de retorno o al menos sin una demasiado próxima a la fecha de partida -en estos casos, siempre acabas con una sensación de irrealidad, de ensueño que resta huella a cualquier viaje que se digne. Y es que, amiga mía, ayer ví -¡por fin!- el primer capítulo de la cuarta temporada de mi favorita screwball comedy donde mis lorelais regresaban de un viaje por toda Europa (sí, sí, llegan hasta España donde compran una camiseta de Picasso para Fitch y donde se preguntan si comprarle un traje de torero al hombre de camiseta de cuadros y gorras de la cafetería) y volvían exhaustas, pero satisfechas y cargadas de nuevas experiencias. Todo a mi alrededor parece apuntar hacia un mismo sitio y como diría un amigo (el mismo que me enseñó la canción "More" de Madonna que, por cierto, también vive en London con su família) sólo se trata de saber leer las señales y yo apostillo: "y esforzarte al máximo por lograr tus objetivos. Al final, si no logras alcanzar tus metas, te quedas tan exhausto como una Gilmore después de visitar las termas romanas y la sensación de haberte movido (aún no habiéndolo logrado) es tan reconfortante como la del logro (o al menos similar...). ¡Corto ya la perorata! ¡See'u never!

ALBERT de la desactualizada Caverna de Polifemo