Enfrente de una comisaría de policía nacional se agolpan miles de extranjeros para pedir los papeles para poder vivir en España, los reporteros les preguntan que si en caso de volver la vista atrás tomarían la misma decisión de venirse aquí a buscar un futuro nuevo (que, a la vista está, no mejor). La mayoría responden que no.
Un padre de familia rumano se prende fuego ante la sorpresa y crítica de mucha gente para pedirle al gobierno que le subvencione la vuelta a su país. Él y su familia (desesperada) defienden que vinieron aquí a través de una mafia, que les engañaron, que les pidieron todos sus ahorros prometiéndoles un piso y trabajo para todos. Según dicen vivían en la calle.
En un centro de Tenerife más de 70 chicos de 12 a 17 años, enviados por sus familias africanas tras haber pagado un caro pasaje, viven preparándose para ejercer un trabajo y para buscarse la vida tras cumplir los 18 años. Alguno de ellos ha contestado que a los 18 volverá a su casa con su familia. Que les dijeron que aquí llovía el dinero y que cualquiera podría tener una humilde casa.
A mí (yo que me considero demasiado ingenua) me gusta pensar que todos ellos dicen la verdad y que son las mafías las que les engañan. También creo que son reales mis sentimientos cuando siento rabia ante el hombre que se quema, mientras mi madre no hace más que llamarlo idiota y ridículo, y quiero pensar que lo quiere de verdad esa familia es volver a su humilde felicidad rumana. El problema es que es difícil diferenciar entre unos y otros, los buenos y lo malos que decimos, los que desearían no haber venido nunca a España, los estafados, decepcionadoss, los que tras dos meses de trabajo en negro han visto que sus impresentables jefes no les daban el sueldo prometidos...entre esos y los que roban carteras, móbiles, establecimientos, atracan con arma blanca o te intimidan en cualquier rincón. Seguro que todos nos iríamos del país si estuviésemos muriendo de hambre y nos fiaríamos de aquél que dijese que en otro estado se encuentra la gloria. Y ya no son los tiempos de los contratos de trabajo a Alemania, que tanto pone de ejemplo mi abuela, es el tiempo de los impresentables.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Aunque comparto tu rabia, no dejo de sonreírme ante la reacción de tu madre, que, por otro lado, es natural. Aunque también ellos vivieron tiempos difíciles -los sesenta y setenta no fueron todo hippies, guirnaldas de flores y porros a escondidas-, no creo que vieran el futuro tan desalentador como nuestra generación, donde contínuamente nos topamos con barreras para conseguir nuestras metas y, lo que aún más rabia da, para conseguir satisfacer nuestras necesidades básicas. Creo que muchos jóvenes de hoy compartimos con esos rumanos ese futuro incierto y bastante negro aunque nosotros contemos con el apoyo paternal...
Me alegro que en tu comentario no cortases todo con un mismo rasero, yo creo que nadie viene aqui a robar ni a intimidar a nadie, pero cuando no tienes trabajo, y la necesidad de comer y pagar todas las facturas se hace innegable, algunas personas no eligen el camino correcto.
Como muy bien habeis dicho, el tema de la inmigración, no es nuevo, pero ahora la recibimos nosotros, viendo la otra cara de la moneda, ya no solo nos traemos el dinero de suiza y alemania, sino que tenemos la gente problematica que viene a tener una vida facil, como supongo que los habria en aquella epoca (pero el tiempo no recuerda individualidades), asi que no nos escandalicemos, en los años 70 nos dejaron ganarnos la vida y hacer que españa prosperase con el dinero de otro sitio, no neguemos ese derecho a otros paises, es mas, a otras personas que muy legalmente se lo ganan.
otro dia ya discutiremos si esas personas que vienen a trabajar deberian hacerlo por el dinero que lo hacen...pero eso ya es otro tema
un saludo!!! jordi.
Publicar un comentario